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Para leer: A 85 años del asesinato en el Senado de la Nación

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Por Pablo Sieira, para Noticias Argentinas

Lisandro De la Torre en el último adiós a Bordabehere, antes de que el cuerpo fuera trasladado a Rosario

Eran las 16:30 del 23 de julio de 1935, cuando el sonido de los disparos en el recinto del Senado interrumpió la acalorada discusión -que ya había pasado al choque físico- entre Lisandro de la Torre y los ministros de Hacienda, Federico Pinedo, y de Agricultura, Luis Duhau. En medio del tumulto, el diputado y senador electo por Santa Fe Enzo Bordabehere caía de espaldas, herido mortalmente, sobre el suelo alfombrado del salón.

Además de uno de los episodios más violentos de la historia política argentina, el asesinato de Bordabehere, comprovinciano y pupilo político del senador De la Torre, fue el trágico final del escándalo de corrupción más grande de la época: el “negocio de las carnes” detrás del Pacto Roca-Runciman. Tanto la denuncia que De la Torre llevaba adelante en el Congreso como el homicidio que la truncó se convirtieron con el tiempo en un suceso emblemático del período que la Historia bautizó como “la década infame”.

Eran los tiempos del “fraude patriótico”, método electoral definido así por los propios simpatizantes del gobierno conservador de la Concordancia. De la Torre, acérrimo opositor al régimen del presidente Agustín P. Justo, logró que se conformara en el Senado una comisión investigadora para indagar en la situación del comercio de carnes, en el marco del tratado firmado dos años antes entre la Argentina y el Reino Unido, por el vicepresidente Julio Argentino Roca (hijo) y el encargado de negocios británico, Walter Runciman.

Escena de la película «Asesinato en el Senado de la Nación».

En el acuerdo, el Reino Unido se comprometía a seguir comprando carne argentina siempre que su precio fuera menor al de otros competidores y le daba al país trato de “nación favorecida” entre las políticas proteccionistas que había desplegado sobre su propio mercado cárnico. A cambio, la Argentina aceptaba que el 85% de esas exportaciones se hiciera por frigoríficos de capitales británicos, limitando la participación de los nacionales, y eliminaba impuestos a los productos importados desde el reino.

Tras seis meses de trabajo, la comisión investigadora emitió dos dictámenes, uno de la mayoría oficialista y uno de minoría, firmado por De la Torre, que aportaba datos y cifras sobre un abuso de posición monopólica de frigoríficos extranjeros (Anglo, Armour, Swift, Wilson) con evasión impositiva y compras a precio vil. Además, denunciaba la complicidad del gobierno y especialmente de los ministros Pinedo y Duhau. Ambos se sometieron a una interpelación del Senado, en lo que se llamó “el debate de las carnes”.

Durante varios días, Pinedo y Duhau se sentaron en el recinto, de frente al estrado de la presidencia y de espaldas a las bancas, para escuchar el informe de De la Torre. De acuerdo al diario de sesiones del Senado, el demócrata denunció “ocultación de los bajos precios de compra de los novillos mediante la publicación de estadísticas inexactas (…) persecución a las compañías frigoríficas argentinas” y “regalo de la cuota del 11 por ciento durante dos años a los frigoríficos del pool extranjero”, entre otros hechos.

A lo largo de 15 sesiones, el debate se fue calentando cada vez más. A las acusaciones se sumaban gritos, silbidos e insultos entre el público de las gradas y entre los protagonistas. El veterano senador denunció incluso que la empresa de la familia de Duhau recibía mejores precios por sus novillos que otros productores. De la Torre presentó como prueba los libros contables del frigorífico Anglo, que había secuestrado del barco inglés Norman Star pese a la resistencia de la compañía a colaborar con la investigación de la comisión senatorial. Los documentos iban escondidos en cajas de corned beef con el sello del Ministerio de Agricultura. 

Además de defender junto a Pinedo la posición oficial, que rechazaba las acusaciones y afirmaba que el acuerdo era la única vía de salvación para el comercio de carne argentina, Duhau se manifestó ofendido en su honor y dijo que las denuncias de De la Torre eran un “ataque personal”.

La discusión se desmadró en la trágica sesión del 23 de julio. El diputado Bordabehere había asistido esa tarde para apoyar a De la Torre, mientras esperaba que el Senado de Roca le aprobara el diploma para asumir su banca, trámite que fue deliberadamente trabado. 

Una foto real del hecho.

Según la versión taquigráfica, luego de una nueva batería de acusaciones por parte de De la Torre, Pinedo exclamó: “El senador por Santa Fe llega en este momento a la nota más alta de su histriónica comiquería”. De la Torre abandonó su banca y se acercó al estrado de los funcionarios. En el diario de sesiones no aparece el entredicho de ese momento, pero según las crónicas periodísticas (algunas tomadas por la película “Asesinato en el Senado de la Nación”, de 1984) el senador trató al ministro de Hacienda de “insolente” y “cobarde”.

“¡Insolencia y cobardía me atribuye! El señor senador por Santa Fe es capaz, señor presidente, de retarme a duelo, porque sabe que, por mis convicciones, yo no me bato”, dijo Pinedo, según sigue la taquigráfica. De la Torre retrucó: “¡Y usted es capaz de no batirse por cobardía!”. Entre el griterío y la confusión, Duhau se puso de pie y empujó a De la Torre, que cayó al piso. Bordabehere se acercó a la trifulca para defender a su mentor.

El registro de la sesión describe el momento fatal de la siguiente manera: “Suena la campana de orden. Penetra al recinto gente extraña y se oyen disparos de armas de fuego al lado de las bancas de los ministros, produciéndose un gran tumulto”. Bordabehere recibió dos balazos por la espalda y, al girar, uno más en el pecho. La sesión se interrumpió. El diputado murió horas después en el hospital Ramos Mejía.

El autor de los disparos fue el ex comisario Ramón Valdez Cora, quien luego de tirar se escapó del recinto, corrió por los pasillos y se refugió en la sala de taquígrafos. Allí fue apresado por los policías de turno, que le quitaron un revólver calibre 32. Valdez Cora había sido pasado a licencia con un prontuario que incluía falsificación de documentos y extorsiones a prostitutas. Un hombre “de los bajos fondos”, como en su momento lo definió De la Torre. El senador dijo haber visto al ex policía en varias sesiones. En el ataque también resultaron heridos Duhau en una mano y el diputado Rafael Mancini, con una herida leve en el abdomen. 

La portada del diario El Orden. 

El 24 de julio se realizó una ceremonia en la estación de trenes de Retiro para despedir los restos de Bordabehere, cuyo cuerpo sería trasladado a Rosario para el funeral y la sepultura. De la Torre asistió a Retiro para despedir a su amigo, pero en lugar de ir al día siguiente a la provincia de Santa Fe para el último adiós, fue a Campo de Mayo y se batió a duelo, pistolas en mano, con Pinedo. Ambos resultaron ilesos.

En su declaración ante la Justicia Valdez Cora reconoció ser el autor del asesinato de Bordabehere, dijo que el diputado había sacado un arma y que actuó enojado y en defensa de los funcionarios del gobierno con el que simpatizaba. Fue condenado a 20 años de prisión, pero salió por buena conducta en 1953. La sospecha de De la Torre y de buena parte de la opinión pública fue que el ex comisario había sido contratado para matarlo a él. “Se conoce el nombre del matador, pero hace falta conocer el del asesino”, diría el senador. El asesino nunca reconoció nada de esto y el caso se cerró.

Solo con su denuncia sobre el comercio de carne, cansado y afectado por el asesinato de Bordabehere, De la Torre renunció a su banca en 1937 y dos años después, el 5 de enero de 1939, se suicidó con un disparo en el corazón, en su departamento de la calle Esmeralda 22.

La película “Asesinato en el Senado de la Nación”, de Juan José Jusid, se estrenó el 13 de septiembre de 1984, con las actuaciones de Pepe Soriano (De la Torre); Arturo Bonín (Bordabehere); Oscar Martínez (Pinedo); Alberto Segado (Duhau) y Miguel Ángel Solá (Valdez Cora). El film retrató con fidelidad la sesión trágica y la época en general, salvo por unas sutiles diferencias respecto de la realidad.

En la película, Roca presidía la sesión, pero en la realidad fue el santiagueño Carlos Bruchmann quien dirigió el debate y lo suspendió tras los disparos. Valdez Cora, en el film, responde a un senador ficticio llamado “Don Alberto” (interpretado por el célebre actor y director Villanueva Cosse), pero en la vida real, el asesino fue varias veces sindicado como un colaborador del ministro Duhau.

El afiche de la película de Juan José Jusid.

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