Luego de la vergonzosa imagen de militantes K atravesando el vallado para ingresar al acto conocido como la Guardia Bajo las Estrellas en homenaje al General Martín Miguel de Güemes que genero el rechazo de los ciudadanos salteños, las mirada se dirigieron hacia tres posiciones.
La primera, hacia los responsables del gobierno provincial. Es que la pasividad de la policía provincial frente al ingreso de los militantes y sus banderas, dejaba en evidencia que órdenes superiores habían relajado la guardia de los efectivos. Todos apuntaron al ministro de Seguridad provincial Juan Manuel Pulleiro, responsable máximo no solo de la «distracción» de sus subordinados, sino también de los escollos que tuvieron los gauchos para acceder al lugar, e incluso cumplir con la tradicional guardia y fogones. El cuestionado funcionario esgrimió que fue el mismo Presidente (Alberto Fernández) quien dio la contraorden para que dejaran ingresar al nutrido grupo K. La ignorancia y falta de experiencia de Pulleiro lo hizo incurrir en un error que coloca a la provincia en un punto álgido en su relación con Nación. No es lo mismo Presidente, que presidencia. Si alguien del gobierno nacional decidió la medida, no sería precisamente Alberto Fernández.
La segunda mirada acusatoria fue sobre el mismísimo Presidente, pero rápidamente sus funcionarios, se ocuparon de aclarar que el mandatario no intervino para nada en tal decisión. Lo dijo primero el presidente de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes Francisco Araoz que, cuando se acerco a Alberto Fernández a expresarle su queja por lo que se consideró una falta de respeto, el mandatario le respondió que no había tenido nada que ver en la toma de la decisión. Luego hizo lo propio Wado de Pedro, ministro del interior que fue parte de la comitiva.
Si provincia dice que fue Nación, y Nación dice que fue provincia, la única forma de encontrar a los responsables de los que provocaron la afrenta al pueblo salteños, fue la tercera mirada acusatoria. Y esta se posó en primer lugar sobre el senador Sergio Leavy, y la subsecretaria Pamela Ares, a quienes se los vio muy a gusto aplaudiendo a la militancia al lado del Presidente. Obvio que con la responsabilidad que les cabe, ninguno de los dos salió a pedir una mínima disculpas por el amontonamiento de gente pese a existir medidas restrictiva en un contexto de pandemia e hicieron la del avestruz. Pero a esta hora los chats K salteños están al rojo vivo. Todos analizan los videos que se vitalizaron, tratando de individualizar a quienes tuvieron el privilegio que les fuero negados al resto. Finalmente, los señalados fueron tres: la diputada nacional Verónica Caliva, la dirigente del Movimiento Evita y candidata a concejal Marina Eguias, y el representante de Kolina, titular del CDR y quien maneja las organizaciones sociales Diego Arroyo, que habrían sido los encargados de movilizar a la gente pese a encontrarse la provincia con medidas restrictivas por la pandemia.
Estos tres dirigentes, de mediar una investigación judicial en relación a la violación de los protocolos y las medidas presidenciales y provinciales para evitar la propagación del virus del Covid-19, serán los primeros en tener que acudir a brindar explicaciones.
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