La justicia falló con contundencia en un caso que expuso años de violencia, abuso y silencio. Claudio Raúl Contardi, exmarido de la modelo y actriz Julieta Prandi, fue condenado a 19 años de prisión por abuso sexual con acceso carnal reiterado, violencia psicológica, violencia económica y amenazas.
El Tribunal Oral en lo Criminal N.º 2 de Zárate-Campana también ordenó su inmediata detención, su incorporación al Registro Nacional de Personas Condenadas por Delitos contra la Integridad Sexual, y el pago de las costas del proceso.
El fallo pone fin a una batalla judicial que comenzó hace más de cinco años, cuando Julieta Prandi se animó a denunciar los abusos que, según su testimonio, sufrió dentro del ámbito de su matrimonio. Durante el juicio, la actriz relató en detalle los ataques sexuales ocurridos entre 2015 y 2019, así como el control absoluto que Contardi ejercía sobre su vida: desde la manipulación económica hasta el aislamiento social y el sometimiento físico.
El veredicto fue leído en menos de un minuto. Claudio Contardi, de espaldas al tribunal, fue escoltado inmediatamente por la policía, en medio del estupor del público presente. Minutos después, Julieta Prandi ingresó a la sala y se desplomó. Debió ser asistida por personal del SAME tras descompensarse visiblemente.
Un testimonio desgarrador
“Yo era su esposa y lo tenía que hacer. Cada vez que lo recuerdo me dan ganas de vomitar”, declaró Prandi ante el tribunal. Relató cómo era abusada mientras dormía, cómo era retenida en su propia casa sin acceso a sus documentos ni a su teléfono, y cómo sus hijos eran usados como herramientas de control.
La querella, encabezada por el abogado Javier Baños, había solicitado una pena de 50 años de prisión, mientras que el fiscal Christian Fabio había pedido 20 años. Ambos destacaron la prolongación de los abusos en el tiempo y el impacto psicofísico que persiste en la víctima y en sus hijos.
Contardi, por su parte, negó todos los cargos y se declaró inocente. Sostuvo que hubo consentimiento y se presentó como víctima de una campaña mediática. Su defensa incluso intentó anular el proceso, alegando que no se le informó debidamente sobre la posibilidad de ser juzgado por jurados.
Pruebas y respaldo profesional
El testimonio de Prandi fue respaldado por profesionales de la salud mental, como el psiquiatra Rafael Herrera Milano y las psicólogas Flavia Crupi y Bárbara Tomasicci, quienes afirmaron que no existían signos de mendacidad en su relato. También declararon familiares, amigos y personas de su entorno, que describieron el cambio drástico en su conducta durante los años de convivencia con Contardi.
La defensa presentó solo un testigo: el encargado de seguridad del country donde vivía la pareja, quien dijo no haber presenciado hechos sospechosos.
Durante el proceso, se dispusieron medidas de protección para Prandi y su familia, como custodia policial, restricción de acercamiento y botón antipánico. El tribunal también había prohibido a Contardi salir del país hasta la lectura del fallo.
Una condena ejemplar y una deuda social
La sentencia contra Claudio Contardi marca un hito judicial en el país, al reconocer con claridad la gravedad de la violencia de género ejercida dentro del ámbito familiar, incluso cuando se oculta detrás de fachadas de normalidad y éxito público. La condena no solo valida el sufrimiento de Julieta Prandi, sino también el de muchas otras mujeres que aún no logran romper el silencio.
En una sociedad donde las víctimas son frecuentemente revictimizadas, donde los agresores niegan hasta lo evidente y donde la justicia muchas veces llega tarde, este fallo se convierte en un precedente importante. Sin embargo, también deja en evidencia la urgencia de políticas de prevención, atención integral a víctimas y celeridad en los procesos judiciales.
Porque, como demuestra este caso, el abuso no siempre grita: muchas veces, susurra puertas adentro, en silencio.
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