Durante 66 días, la vida de Miguel Uribe Turbay pendió de un hilo. Tres disparos, dos en la cabeza y uno en la pierna, lo arrancaron del escenario político colombiano para sumergirlo en una agonía silenciosa que terminó este domingo.
Tenía 39 años, era senador, precandidato presidencial y uno de los rostros más visibles de la oposición al presidente Gustavo Petro. Su muerte revive las sombras de una Colombia que creyó dejar atrás el eco de las balas sobre sus líderes.
El 7 de junio, mientras saludaba a sus seguidores en Bogotá, un adolescente de 15 años le apuntó y disparó a quemarropa. La escena, captada en varios videos que recorrieron las redes sociales, provocó un escalofrío nacional: la historia volvía a repetirse. Detrás de ese chico, detenido minutos después, hay al menos otras cinco personas arrestadas, sospechosas de planificar y facilitar el ataque. Ninguna ha explicado quién ordenó el crimen ni por qué.
Un apellido marcado por la tragedia
Uribe Turbay llevaba en la sangre un linaje político tan influyente como golpeado por la violencia. Nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala (1978-1982) e hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991 durante un fallido operativo contra el Cartel de Medellín, creció entre la política y la memoria dolorosa. “Perdonar, pero nunca olvidar”, dijo en octubre de 2024, al lanzar su candidatura presidencial en el mismo lugar donde su madre fue abatida.
Su carrera fue meteórica: concejal y presidente del Concejo de Bogotá, secretario de Gobierno en la administración de Enrique Peñalosa, y desde 2022, senador por el Centro Democrático, partido fundado por Álvaro Uribe Vélez. Con formación en Derecho y Políticas Públicas en la Universidad de los Andes y una maestría en Administración Pública en Harvard, encarnaba a una nueva generación de políticos de derecha, con discursos centrados en la seguridad y la inversión.
La herida abierta de la violencia política
La fiscal general, Luz Adriana Camargo, confirmó que entre las hipótesis se analiza si el crimen buscó desestabilizar al gobierno o golpear directamente al Centro Democrático. La sospecha de un mensaje intimidatorio al partido opositor crece en un clima electoral cada vez más crispado: las presidenciales de 2026 ya están en el horizonte y el mapa político colombiano se reconfigura.
Colombia carga con un luto histórico: Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro… nombres que la violencia borró del escenario electoral en las últimas décadas. Miguel Uribe Turbay se suma ahora a esa lista, dejando una pregunta sin respuesta: ¿fue víctima de un ataque aislado o de un engranaje mayor que vuelve a poner en riesgo la democracia?
Por ahora, la investigación continúa, las hipótesis se multiplican y el país despide a un candidato que, irónicamente, había hecho de la seguridad su bandera.
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