Mientras el Congreso rechaza la avanzada del Gobierno nacional sobre los organismos científicos, la realidad avanza sin esperar el resultado del tablero político. Más de 300 trabajadores del INTA, el INASE y el INV ya fueron pasados a disponibilidad. ¿Y en Salta? Las alarmas no paran de sonar.
El viernes 22 de agosto se publicó en el Boletín Oficial la Resolución 1240/2025, mediante la cual el Ejecutivo activó una medida que, aunque fue políticamente resistida por el Senado, impacta de lleno en la estructura de tres organismos clave para el entramado productivo nacional: el INTA, el INTI y el INV. Y en el norte argentino, esa decisión no es neutra: golpea fuerte, y a fondo.
En Salta, la situación del INTA y el INTI no solo preocupa, sino que ya comienza a paralizar proyectos estratégicos. Así lo dejó entrever el ministro de Producción y Desarrollo Sustentable, Martín de los Ríos, durante una reunión con los directores locales de ambos organismos, Marcelo Echenique (INTA) y Guillermo Baudino (INTI). El mensaje fue claro: si estos institutos se desmantelan, los más perjudicados no estarán en Buenos Aires, sino acá, donde el Estado ya llega con lo justo.
Durante el encuentro, los funcionarios provinciales pusieron el foco en la pérdida potencial de personal técnico calificado —una fuga que ya comenzó con los 367 trabajadores cesanteados a nivel nacional— y en el freno de investigaciones que, en Salta, son más que relevantes: desde mejoras genéticas para semillas hasta optimización de cultivos como legumbres y algodón, pasando por desarrollos en ganadería menor. Ciencia aplicada, con impacto directo en la economía regional.
“No pretendemos decirle al Gobierno nacional lo que tiene que hacer”, aclaró De los Ríos, aunque su tono decía lo contrario. “Pero como Provincia de Salta tenemos que expresar que estas instituciones son fundamentales, especialmente para mantener los estatus sanitarios que nos costó tanto alcanzar”. Y agregó una verdad incómoda: “Por la asimetría que sufrimos por estar lejos de los puertos y por la histórica desinversión en logística, el aporte del INTI y el INTA es mucho más decisivo para el NOA que para las provincias de la Pampa Húmeda”.
La advertencia llegó con una dosis de urgencia: la demora en partidas presupuestarias ya está afectando el funcionamiento operativo de las sedes salteñas. Faltan insumos, se ralentizan experimentos, y el clima es de desconcierto total. Porque, más allá del debate político en el Congreso, los efectos de los recortes ya están sobre la mesa de trabajo (o sobre lo que queda de ella).
Lo que parece claro es que el rechazo legislativo al DNU no fue obstáculo para el Gobierno, que ejecutó su decisión apenas una hora después del voto en el Senado. Así lo denunció la senadora Guadalupe Tagliaferri, quien reveló que a las 18:05 el Senado rechazó el decreto, y a las 19:28 ya se habían firmado los despidos. “Y en su gran mayoría son profesionales”, remarcó.
Para Salta, la amenaza no es ideológica: es concreta. Sin INTA ni INTI funcionando a pleno, se apaga la posibilidad de competir en condiciones mínimas. La ciencia y la innovación, que deberían ser herramientas para igualar, corren el riesgo de convertirse en privilegios exclusivos de las zonas más favorecidas del país.
Por ahora, los proyectos siguen —pero cada vez con menos recursos, menos personal y más preguntas que respuestas. Y con la sensación incómoda de que, aunque el Congreso diga “no”, la decisión ya está tomada.
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