Con una frase cargada de mensaje político, el gobernador Gustavo Sáenz encabezó la inauguración de la nueva terminal de ómnibus en General Güemes, una obra largamente prometida que se terminó con fondos propios. Más que una postal de gestión, el acto fue un gesto de autonomía y reafirmación identitaria.
En un escenario que combinó emoción, gestión y posicionamiento político, el gobernador Gustavo Sáenz no se limitó a cortar cintas: defendió la obra pública como compromiso cumplido, agradeció a los vecinos por la paciencia y lanzó un claro mensaje a la Nación.
“Esta obra es de Salta. Fue pagada y terminada por los salteños. No le debemos nada a nadie”, dijo con firmeza, frente a vecinos, funcionarios y referentes locales que se acercaron para ser parte de una jornada que, en Güemes, se vivió como histórica.
De promesa incumplida a realidad concreta
La terminal, que durante años fue un esqueleto de cemento y abandono, finalmente abrió sus puertas con una estructura de 1.900 metros cuadrados, 13 dársenas para colectivos, sala de lactancia, espacio gastronómico, vigilancia y accesibilidad.
“Nos cortaron la ilusión, la esperanza, los recursos y los sueños. Pero esta fue una promesa que hice desde el corazón. Y aquí está: palabra empeñada, palabra cumplida”, sostuvo Sáenz.
El gobernador recordó que el proyecto original había comenzado con fondos nacionales, pero fue abandonado. Fue entonces cuando el Gobierno provincial decidió asumir la obra con recursos propios, una decisión que hoy se traduce en una de las terminales más modernas del interior salteño.
Aunque el acto fue formalmente institucional, el discurso de Sáenz tuvo un tono marcadamente político. Criticó la mirada centralista, pidió a los legisladores nacionales defender los intereses de la provincia y volvió a trazar una línea clara entre Buenos Aires y el norte.
“Vamos a seguir adelante defendiendo los intereses de Salta y de los salteños. A dejar de lado las peleas y a no dejar que quienes recorren el obelisco determinen cuáles son nuestras necesidades. Somos nosotros quienes las vivimos y las sufrimos”, advirtió.
También envió un mensaje directo a los representantes salteños en el Congreso:
“Les pido que se corten la mano antes de levantarla para votar leyes que vayan en contra de Salta”.
Fiel a su estilo, el mandatario cerró con una apelación simbólica:
“A ponerse el poncho en el corazón y a defender Salta de una vez por todas. Gracias Güemes querido por confiar y darme la posibilidad de cumplir este sueño que es de ustedes”.
El acto, que también contó con la presencia del intendente Carlos Rosso, entre otras autoridades, fue la síntesis de una gestión que busca instalar una narrativa de autonomía: obras que se hacen con esfuerzo propio, sin arrodillarse ante nadie.
El intendente Rosso, por su parte, subrayó el valor de la apropiación ciudadana:
“Cada obra que se hace es para la gente, y la comunidad debe sentirla como suya. Esta terminal es de los güemenses”.
La terminal no solo mejora la conectividad y el confort de miles de usuarios; es también una respuesta concreta en tiempos donde la obra pública parece haberse frenado a nivel nacional.
En ese contexto, Salta decidió seguir adelante sola, sin esperar salvavidas ni permisos.
Güemes ya no espera más. Tiene su terminal.
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