En una jornada cargada de simbolismo, afecto popular y gestión concreta, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, visitó el emblemático pueblo de Iruya para supervisar avances de obras claves, compartir con vecinos y fortalecer el trabajo en conjunto con autoridades locales. “Este pueblo mágico crece con obras y trabajo en equipo”, expresó con firmeza, dejando en claro que su compromiso con las comunidades alejadas no es discurso, sino acción palpable.
Durante la visita, Sáenz recorrió junto al intendente Eugenio Herrera y legisladores provinciales las obras de defensa sobre el río Milmahuasi, una intervención esencial para resguardar a más de 1.500 habitantes de posibles desbordes. La estructura de piedra, con una inversión de $135.2 millones, se extiende por 250 metros y busca frenar la erosión que amenaza viviendas cercanas.
El mandatario también supervisó la primera etapa de refacción del Polideportivo local, que ya cuenta con mejoras en pisos, revoques y pintura. El espacio, pensado para múltiples disciplinas deportivas, será clave para fomentar actividades sociales y deportivas entre los jóvenes de Iruya.
Otra de las grandes noticias para la zona fue la entrega de 19 viviendas rurales, ubicadas tanto en el casco urbano como en parajes como San Isidro, Rodeo Colorado y Volcán Higueras. Estas casas, construidas inicialmente bajo el Programa Nacional Reconstruir y finalizadas con fondos provinciales, permiten que muchas familias puedan acceder a un hogar digno, en su propia tierra, sin tener que emigrar a las grandes ciudades.
En su recorrida, Sáenz visitó el Albergue Estudiantil Virgen del Rosario, donde 33 alumnos de zonas rurales como Colanzulí o Pueblo Viejo encuentran contención y posibilidades de estudio. Acompañado por docentes y directivos, destacó la importancia de garantizar igualdad educativa en cada rincón de Salta.
El gobernador también fue parte del torneo de fútbol regional, que convoca a equipos de Nazareno, Humahuaca y Santa Victoria, entre otros. Allí saludó a jóvenes y adultos que, entre goles y sonrisas, celebran el espíritu deportivo de la región.
Uno de los momentos más emotivos fue la visita a la histórica Feria del Trueque, tradición con más de 50 años que reúne a productores de las 23 comunidades de Iruya. En el lecho del río, entre carpas de colores, se mezclan quesos de cabra, charqui, lanas, muebles artesanales y papas de más de 200 variedades.
Sáenz compartió mates y anécdotas con los feriantes, resaltando la importancia de esta iniciativa para la economía local y la preservación de una cultura ancestral que sigue latiendo con fuerza.
El mensaje fue claro: trabajar todos juntos, sin grietas ni divisiones, por una Salta más equitativa y desarrollada. Iruya, con su belleza única, sus paisajes de ensueño y su gente luchadora, se levanta como ejemplo de que el progreso es posible cuando hay compromiso, obras y voluntad política.
“Me voy con el corazón lleno. Este pueblo es mágico, querido por todos. Y vamos a seguir apostando a su crecimiento”, cerró Sáenz, con la emoción de quien entiende que gobernar también es abrazar a su gente.
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