La justicia sentenció a la pena máxima a la mujer acusada de asesinar a su hijo de 11 años en 2023. La fiscalía desarmó su versión de “accidente” y reveló un patrón sostenido de maltrato físico y psicológico.
Luego de un extenso juicio que conmovió a la provincia, la Sala I del Tribunal de Juicio del distrito Centro condenó a Lidia Raquel Cardozo (43) a prisión perpetua por el asesinato de su hijo, Leonel Francia, de apenas 11 años, ocurrido el 31 de agosto de 2023 en una vivienda del barrio Solidaridad, en la ciudad de Salta.
Cardozo fue hallada culpable de homicidio calificado por el vínculo y lesiones leves calificadas por el vínculo, en concurso real, tal como lo había solicitado el fiscal penal Santiago López Soto, representante de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas (UGAP), quien sostuvo que los hechos quedaron plenamente acreditados y que correspondía mantener la acusación con la pena máxima prevista por el Código Penal.
Una escena de horror y una versión sin sustento
Desde un primer momento, Cardozo intentó instalar la hipótesis del accidente, afirmando que el niño se había golpeado de forma accidental y luego se acostó. Sin embargo, durante su exposición en los alegatos de cierre, el fiscal López Soto desarmó por completo esa narrativa: señaló que la versión de la imputada estaba llena de contradicciones, sin sustento lógico ni compatibilidad con la escena ni con la autopsia.
El fiscal remarcó que el crimen ocurrió cuando Cardozo y su hijo se encontraban solos en la casa, y que no había presencia de terceros en el momento del hecho.
La investigación reveló un patrón de violencia
A lo largo de la causa, se acreditó que Cardozo ejercía violencia física y verbal contra su hijo de forma sistemática. Testimonios de vecinos, familiares y personal educativo confirmaron que Leonel era víctima de maltrato, incluyendo golpes con distintos objetos.
En este caso particular, el fiscal sostuvo que la acusada utilizó un elemento punzopenetrante para agredirlo en la cabeza, una zona vital, y que tras la agresión, no pidió ayuda durante al menos dos horas y media, lo que agravó aún más su responsabilidad penal.
También se comprobó que la mujer modificó la escena del crimen: limpió el piso con agua, lavó la ropa del niño —que estaba impregnada en sangre— y eliminó el teléfono celular de Leonel, que nunca fue recuperado.
Una denuncia previa que no fue suficiente
Uno de los momentos más estremecedores del juicio fue cuando el fiscal hizo referencia a una denuncia por violencia familiar radicada el 16 de marzo de 2023, apenas cinco meses antes del crimen.
La presentación fue realizada por el vicedirector de la escuela a la que asistía Leonel, luego de que su maestra notara moretones en sus brazos. Consultado por la docente, el niño le confió que su madre lo había golpeado, lo que motivó que se labrara un acta y se acudiera a la comisaría. Sin embargo, esa alerta temprana no fue suficiente para salvarle la vida.
Un fallo sin concesiones
Los jueces Leonardo Feans, Martín Pérez y Francisco Mascarello compartieron el planteo del Ministerio Público y la querella, desestimando los argumentos de la defensa, que había solicitado la absolución por el beneficio de la duda, o, en forma subsidiaria, una atenuación por supuesta emoción violenta.
Además de la condena, el tribunal ordenó que Cardozo sea incorporada al Banco de Datos Genéticos, conforme a lo establecido en casos de delitos graves contra la integridad física y la vida.
El caso de Leonel Francia no solo cierra con una condena ejemplar, sino que deja al descubierto las grietas del sistema de protección infantil. A pesar de los signos visibles de violencia y una denuncia formal en el ámbito escolar, el niño nunca recibió el resguardo que necesitaba.
El crimen y su posterior esclarecimiento obligan a repensar los mecanismos de actuación institucional frente a posibles casos de abuso y maltrato. La sentencia es un paso firme, pero la deuda social sigue vigente.
Comments