Lucas Manuel Bonilla fue condenado tras ser identificado como el jefe de una banda que transportaba 136 kilos de cocaína ocultos en un camión. Su voz, registrada en una llamada, coincidió en más de un 80% con la de “Frío”, nombre con el que estaba agendado en el celular del chofer detenido.
En una sentencia que marca un hito en el uso de tecnología forense en causas por narcotráfico, el Tribunal Oral Federal N°1 de Salta condenó a 9 años de prisión a Lucas Manuel Bonilla, un comerciante de la localidad fronteriza de Salvador Mazza, tras probarse que dirigía una maniobra de transporte de 136 kilos de cocaína mezclada con azúcarmediante el uso de celulares de terceros y bajo el alias “Frío”.
La condena llega luego de una investigación compleja liderada por la fiscal federal Lucía Orsetti, quien logró probar que Bonilla, lejos de ser un simple contacto, era el cerebro operativo detrás de la maniobra. Su rol fue confirmado gracias a un peritaje de voz que identificó con más del 80% de coincidencia su participación en una llamada clave, lo que el tribunal calificó como “prueba objetiva y determinante”.
Cocaína entre azúcar: la ruta del camión y la caída
El caso se remonta al 12 de mayo de 2024, cuando un patrullaje de la Gendarmería Nacional sobre la ruta 34, a la altura del paraje La Quena, detectó a un camionero en actitud sospechosa. Tras una revisión minuciosa, se descubrieron 422 paquetes ocultos entre la cabina y el chasis del camión. Si bien en un inicio se pensó que se trataba de 431 kilos de droga, un análisis posterior determinó que solo 136 kilos correspondían efectivamente a cocaína —de baja pureza— y el resto, a azúcar, en lo que se sospecha fue una maniobra de engaño dentro del propio circuito narco.
El conductor, Walter Passarino, fue detenido en el lugar. En su celular, figuraba un contacto clave: “Frío”, quien le daba instrucciones directas. La fiscalía determinó que ese alias correspondía a Bonilla, quien operaba con sigilo, dejando su teléfono personal en casa y utilizando celulares de terceros —incluso de su hija— para no ser detectado.
La pieza que faltaba: la voz que lo delató
Bonilla intentó deslindarse de toda responsabilidad, alegando no tener vínculos con el chofer. Pero la fiscalía desmontó esa estrategia pieza por pieza: usaron registros de antenas, cámaras de seguridad del 911, testimonios de gendarmesy, sobre todo, un peritaje de voz clave, que fue considerado “la primera prueba objetiva” por los jueces Gabriela Catalano, Marcelo Juárez Almaraz y Marta Snopek.
La voz registrada en el teléfono del camionero coincidía en más de un 80% con la de Bonilla, a quien finalmente se logró ubicar físicamente en las cercanías del cargamento el día de los hechos, viajando en una camioneta Toyota junto a su primo Alan Sánchez, también condenado.
Una banda con roles definidos
El proceso penal ya había culminado en condenas mediante juicio abreviado para otros tres involucrados:
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Walter Passarino (camionero): 4 años de prisión
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Alan Sánchez (primo de Bonilla): 3 años y 8 meses
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Dante Villa (logística y transporte): 4 años
Villa fue quien llevó al camionero al punto de partida con el cargamento, mientras que Sánchez asistía a Bonilla en tareas de logística y seguridad. Bonilla, por su parte, mantuvo el control operativo desde las sombras, usando líneas telefónicas prestadas y alejándose físicamente del lugar para borrar su rastro.
En el allanamiento a su vivienda, se secuestraron más de 19 millones de pesos, dos motos de alta cilindrada y la camioneta Toyota en la que se movía. Todos esos bienes fueron decomisados a favor del Estado Nacional, al igual que el camión y un Fiat Tipo perteneciente a Villa.
La sentencia representa no solo un duro golpe a las redes de narcotráfico del norte argentino, sino también una señal de que las estrategias digitales para eludir a la Justicia ya no garantizan impunidad.
“Los elementos probatorios resultan contundentes tanto en forma aislada como integral. La pericia de voz confirmó claramente que ‘Frío’ es Lucas Bonilla”, sostuvieron los jueces.
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