NacionalesTENDENCIA

Plazos fijos al 50% y créditos congelados: El costo oculto de secar la plaza

0

La temperatura del sistema financiero argentino sigue subiendo, pero no por la inflación: el Banco Central decidió endurecer aún más el esquema de encajes bancarios, y las consecuencias ya se sienten en dos frentes opuestos. Por un lado, los ahorristas festejan: muchos bancos ya pagan más del 50% anual por plazos fijos a 30 días. Por el otro, el crédito se enfría de golpe y el financiamiento se convierte en un lujo.

Con el nuevo régimen de encajes —que obliga a las entidades a calcular el porcentaje diario y no mensual—, las entidades corren detrás de la liquidez, suben tasas y recalculan márgenes. Y si bien el ahorrista promedio puede verse tentado a volver a los plazos fijos tradicionales, el escenario dista de ser estable: las tasas son provisorias, sujetas a cambios según cómo se acomode cada banco a esta nueva exigencia monetaria.

En bancos como Galicia, Macro o Supervielle, los rendimientos ya se mueven entre el 50% y el 58% anual. Incluso los bancos digitales y más pequeños como CMF, Reba o Voii están apostando fuerte con tasas que también superan el 50%, en un intento por captar fondos frescos.

La situación es particularmente tensa entre las entidades que compiten por grandes depósitos empresariales. No es raro que se disputen montos millonarios ofreciendo tasas del 60%, mientras miran de reojo la licitación de bonos del Tesoro que el Gobierno prepara para enfrentar vencimientos por $9 billones. Estos nuevos títulos podrán integrarse como encajes a partir de la próxima semana, una jugada clave para que el Tesoro logre el roll-over sin apelar a la emisión.

¿A quién le sirve este escenario?

El endurecimiento monetario tiene un claro objetivo: frenar la inflación y evitar la fuga al dólar en un contexto electoral. Pero el costo es alto. Para los bancos, fondearse es cada vez más caro. Para las empresas y los individuos, endeudarse se convierte en una misión imposible.

La expansión del crédito —motor clave de la actividad económica en la primera parte del año— se desacelera. Los préstamos hipotecarios y prendarios están prácticamente congelados: apenas se cierran operaciones ya iniciadas. Y los préstamos al consumo se vuelven más riesgosos y costosos, en un contexto donde la morosidad también comienza a inquietar.

El ahorrista argentino ya sabe que una tasa alta no siempre es sinónimo de tranquilidad. Porque detrás de cada movimiento, hay una pelea de fondo por mantener el control monetario sin dinamitar la actividad. Y en esa pelea, el sistema financiero funciona como fusible: hoy premia con tasas llamativas a quien ahorra, pero le da la espalda al que necesita crédito para crecer.

El dilema está servido: ¿vale más controlar la inflación o sostener la actividad? El Gobierno ya eligió. Y por ahora, los bancos también

Crédito de FONPLATA aprobado en Diputados: “El problema no es el endeudamiento, sino cómo y para qué se usa”

Previous article

Juicio por el crimen del niño en Barrio Solidaridad: Testigos clave revelan un entorno de violencia

Next article

You may also like

Comments

Comments are closed.

More in Nacionales