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«Hay varios botones de muestra de que el festival del gasto público sigue, pese a la crisis»

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En los últimos días, la actividad económica se paralizó de la peor manera. La incertidumbre se convirtió en angustia. Tras las nuevas restricciones cambiarias, el nombramiento de Silvina Batakis en reemplazo de Martín Guzmán fue la gota que derramó el vaso.

«Silvina Batakis intenta dar señales de tranquilidad, aunque sus preferencias en el pasado por el control de los mercados desde el Estado y la confesa admiración por José Ber Gelbard y por Fidel Castro generan dudas»- afirmó el economista Valeriano Colque.

Destacó también que la ministra «dijo que es partidaria del equilibrio fiscal, de respetar el acuerdo con el FMI y de la segmentación de tarifas, todo lo cual formaba parte de los objetivos de Martín Guzmán, que no los pudo aplicar. Por ese fracaso, renunció».

Y se pregunta Valeriano Colque: ¿Podrá la ministra llevarlos a la práctica, cuando el kirchnerismo rechaza esas tres columnas que suponen la base de un mínimo orden macroeconómico? Cristina y Máximo Kirchner insisten en que la crisis no permite aplicar ese plan. La titular el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que son necesarias “medidas dolorosas” para estabilizar la economía, evitar la hiperinflación y eludir una crisis más grave».

Agregó: «Hay varios botones de muestra de que el festival del gasto público sigue, pese a la crisis. Anunciaron un fenomenal plan de obras públicas sin precisar cuáles son las fuentes de financiamiento; Alberto Fernández planea comprar un avión presidencial por 22 millones de dólares, y la Televisión Pública enviará más de 50 acreditados al Mundial de Qatar. Los gastos de la Residencia de Olivos pasaron de  21 millones de pesos a 32 millones, es decir, un 50 % más. Cada repartición oficial tiene su propia agenda para el festival».

Analizó también: «Los mercados financieros con sede en Nueva York (fue tendencia en Twitter) y los círculos políticos aludieron hace pocas horas a una eventual renuncia de Alberto Fernández. La política de comunicación del Gobierno no es clara ni contundente sobre un elemento que debería ser ordenador de las decisiones económicas. La voluntad del Presidente es una cuestión de Estado, que tendría que ser abordada con seriedad y transmitida a la sociedad en forma contundente.Los profundos desacuerdos sobre el rumbo económico quedaron explícitos en las últimas apariciones de la vicepresidente. Máximo Kirchner insistió en no cumplir con el FMI».

Finalmente destacó: «No hay ningún plan económico viable si no tiene el consenso y el suficiente respaldo político de la alianza gobernante.Hace 33 años, la Argentina vivía la misma zozobra. La dirigencia vuelve a chocar con la misma piedra».

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