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Gobernadores se reacomodan y Milei pierde músculo político en el Congreso

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En el ajedrez del poder, los gobernadores “dialoguistas” de la Argentina empiezan a dividirse en dos grupos bien definidos: los que se alinean sin matices con el Gobierno nacional, y los que toman distancia, incómodos por los incumplimientos, el desgaste del oficialismo y, sobre todo, la cercanía de las elecciones legislativas.

Mientras Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco) se consolidan como aliados clave de Javier Milei, otros como Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca) y Osvaldo Jaldo (Tucumán)empezaron a marcar límites, conscientes de que su electorado mira con lupa los recortes, las promesas incumplidas y los escándalos recientes como el de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).

La ruptura quedó expuesta esta semana en el Congreso, cuando un sector de legisladores cercanos a estos gobernadores ayudó al oficialismo a salvar el veto presidencial sobre la suba de jubilaciones y la moratoria. Lo hicieron con votos afirmativos, abstenciones y ausencias, formas distintas de respaldar al Ejecutivo sin pagar el costo político total.

Pero también se dio la contracara: otro grupo de legisladores, incluso de provincias aliadas, votó contra el oficialismo en el proyecto de reparto automático de ATN (Aportes del Tesoro Nacional), un fondo de más de $1 billón que hoy reparte Nación de forma discrecional y que los gobernadores quieren federalizar.

El oficialismo logró frenar ese avance con maniobras parlamentarias y aliados circunstanciales. Pero el golpe fue fuerte: se quebró el bloque común de los 23 gobernadores y el jefe de Gobierno porteño, que venían impulsando en conjunto dos proyectos para garantizar una distribución más equitativa de fondos y del impuesto a los combustibles.

Del “diálogo” al “cálculo electoral”

Lo que nació como una relación de cooperación con los gobernadores no peronistas, ahora empieza a mostrar tensiones por intereses contrapuestos. La cercanía de las elecciones redefine prioridades: lo que antes era institucional, hoy es táctico.

Ejemplos sobran:

Martín Llaryora (Córdoba) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe), dos de los dialoguistas originales, tomaron distancia del Gobierno, en especial por el ajuste sobre universidades y fondos federales.

Ignacio Torres (Chubut) mantiene contacto con Nación pero se endureció en su discurso y se convirtió en uno de los más firmes defensores del “frente de gobernadores patagónicos”.

Sáenz, Jalil y Jaldo, que hasta hace poco eran tratados como “aliados” y fueron recibidos en Olivos por Milei, ya no responden con el mismo entusiasmo. En actos recientes, prefirieron hablar de “federalismo” y “autonomía”, dejando en claro su incomodidad.

En Tucumán, por caso, Jaldo debió aliarse con Juan Manzur para salvar el armado peronista ante un escenario adverso. En Catamarca, Jalil se distanció por falta de cumplimiento de giros de fondos. En Salta, Sáenz optó por desmarcarse completamente de la campaña libertaria, mientras los libertarios locales lo critican con dureza.

Las fisuras llegan al Senado

En el Senado también hubo señales. De los legisladores vinculados a gobernadores aliados, todos votaron por insistir con el financiamiento universitario, salvo el entrerriano Alfredo De Angeli, que estuvo ausente. Otro síntoma de que la fidelidad es más débil de lo que aparenta.

En paralelo, el Gobierno lidia con la erosión de su imagen tras el escándalo por la presunta cartelización y corrupción en la ANDIS, una caja clave para medicamentos y prestaciones de personas con discapacidad, que ya generó ruidos dentro del propio gabinete. Varios mandatarios monitorean de cerca este caso, atentos al impacto que pueda tener en la opinión pública.

Como es habitual, Milei no dejó pasar la oportunidad para responder con dureza. Cuando los gobernadores avanzaron con sus proyectos de ley en el Senado, el Presidente acusó a las provincias de “querer destruir al gobierno nacional”, y repitió una frase que ya suena como mantra: “Roma no paga traidores”.

El Congreso aún debe tratar la eliminación de fondos fiduciarios y el reparto del impuesto a los combustibles líquidos. La sesión fue levantada por el kirchnerismo como señal de castigo a los que no se alinearon en el rechazo al veto jubilatorio.

Mientras tanto, el bloque de Miguel Ángel Pichetto y otros peronistas federales siguen alineados con algunos gobernadores, pero advierten que el margen de negociación se achica con la campaña en marcha.

La lectura general es que el rompecabezas político se reacomoda semana a semana, con un Presidente que exige lealtad absoluta y un grupo de gobernadores que ahora piensa más en las urnas que en la Casa Rosada.

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