El concejal capitalino Pablo López lanzó una dura crítica al funcionamiento del Concejo Deliberante de Salta, al considerar que en los últimos tiempos se ha desviado de los temas centrales para la ciudadanía y se ha transformado en un espacio de “proclamaciones políticas” y no de “discusión seria de proyectos”. En una entrevista con tono autocrítico y propositivo, el edil expuso lo que considera una práctica extendida pero innecesaria: la entrega masiva de reconocimientos por parte del cuerpo legislativo municipal.
“Mirá, todo lo que sea ahorrarle plata a la gente, todo lo que sea transparencia, todo lo que sea el día a día del vecino, es lo que realmente le importa al vecino de la Ciudad de Salta”, señaló el concejal Pablo López. Sin embargo, lamentó que “el Concejo Deliberante últimamente no estaba haciendo nada” y que muchas de las sesiones se dedican a homenajes, en lugar de atender demandas concretas de la población.
En ese sentido, reveló que está terminando de redactar un proyecto para que “cada concejal pague de su dieta las placas que entrega como reconocimiento”, una medida que busca frenar el gasto público destinado a distinciones que, según afirma, muchas veces son innecesarias o responden a intereses partidarios.
“Vivimos entregando 30 placas por sesión, y ahí me vas a decir: ‘che, es poquito lo que cuesta’, pero hay que empezar a ahorrar de alguna manera”, explicó. También evaluó otra opción: ponerle un tope a la cantidad de reconocimientos por concejal. “Estoy viendo si les voy por el bolsillo o si les voy por el tope, yo creo que el bolsillo va a ser más efectivo”.
López también cuestionó la motivación detrás de estas distinciones: “Todos ellos creen que de esa manera van a conseguir un voto, que van a poder conseguir la credibilidad de alguna persona”. Incluso denunció que en muchos casos se otorgan reconocimientos a familiares de concejales o a personas que luego terminan involucradas en situaciones polémicas. “No sé cuál es la necesidad de un reconocimiento, he visto muchas personas que son reconocidas sin razón clara”.
Una de las frases más contundentes fue su descripción del funcionamiento de una de las comisiones más activas del cuerpo legislativo: “A la Comisión de Cultura yo le cambié el nombre a la Comisión del Reconocimiento”, ironizó, en referencia a la reiterada inclusión de homenajes en la agenda semanal.
Como ejemplo de este exceso, recordó un caso particular: “Pienso en el Club de Alta Montaña, que hace senderismo y escalada. Le dimos un reconocimiento por hacer lo que ya es su función”, y agregó: “Entonces reconozcamos a Central Norte, a los tíos, a todos los clubes…”.
Para el edil, esta costumbre se exacerba en años electorales: “Te aseguro que vamos a vivir sacando reconocimientos porque es la única manera que tienen de hacer política muchos concejales”.
Pese a todo, López reconoció un pequeño avance en la regulación de estas distinciones: “Nos hemos puesto más quisquillosos con los reconocimientos y estamos solicitando antecedentes, cosas que antes no se daban”. Sin embargo, afirmó que la cantidad sigue siendo alta y el valor simbólico del gesto, cada vez más diluido.
Con esta propuesta, el concejal busca iniciar un debate incómodo pero necesario: ¿hasta qué punto el Concejo está conectado con las prioridades reales de la ciudadanía? ¿Cuánto de la política local está al servicio de gestos vacíos y cuánta al servicio del vecino común?
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