Tras unas elecciones a puro vértigo, con un récord de participación y sin resultado oficial aún, el demócrata Joe Biden afianzó su chance como futuro presidente de Estados Unidos, mientras el republicano Donald Trump lanzó una ofensiva judicial en tres Estados muy disputados.
Cuando comenzaron a escrutarse los votos, el magnate logró victorias resonantes en Florida y Ohio y marchaba con ventaja en otros. Biden pidió esperar que se contaran todos los votos porque confiaba en que los que habían sido emitidos por correo, le serían favorables.
Así fue. A las 3 de la mañana (5 en Argentina), comenzó a llegar otra “ola azul” (el color demócrata) de votos y Estados clave como Wisconsin y Michigan se dieron vuelta. La ventaja trumpista también se redujo en Pennsylvania, Georgia y North Carolina.
Trump comenzó a denunciar fraude. Dijo, sin aportar ninguna prueba concreta, que los votos demócratas “aparecían sorpresivamente” y que iba a recurrir a la Justicia para un recuento o para frenar el conteo.
La mirada Argentina
Desde Salta, el profesor emérito de Derecho Internacional Gustavo Barbarán señaló que «Argentina debe preguntarse qué va a pasar con un cambio de gobierno en Estados Unidos, porque Donald Trump le dio una gran mano al presidente Alberto Fernández en la renegociación de la deuda, y particularmente en la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, organismo en el cual Estados Unidos tiene una fuerte incidencia».
Agregó Barbarán: «Entonces yo, canciller Felipe Solá, me dispondría a armar un equipo de trabajo y ver cómo podemos mantener la asistencia».
Finalmente señaló: «Somos muy provincianos en materia de política exterior, sobre todo con gobierno en manos de liberales y populismo, liberales como el gobierno de Macri o populistas como el kirchnerismo, que en vez de hacer las cosas en función del interés nacional, lo hacen en función de su ideología».
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